Horacio González: “No creo que la Argentina esté aislada”
Fecha: 20/11/2019 17:20 | Cantidad de Lecturas: 1104
– El escritor, sociólogo y ensayista Horacio González afirmó en declaraciones a APFDigital que no observa que en el futuro inmediato la Argentina bajo el gobierno de Alberto Fernández quede aislada en la región debido a la multiplicación de gobiernos con signo represivo o neoliberal • Reivindicó las movilizaciones sociales y también reclamó una redefinición de cultura en coincidencia con las definiciones políticas y económicas
“No creo que la Argentina esté aislada. Habrá un cerco geopolítico, pero la Argentina no tiene un cerco ideológico si (Alberto) Fernández y (Cristina) Fernández se propusieran tratar algunas cuestiones a la luz de nuevas preguntas y de la experiencia mundial que indican que debe importarnos tanto un náufrago del Mediterráneo, como un mexicano que intenta traspasar la frontera hacia Estados Unidos, como un estudiante chileno que lucha por la gratuidad de la enseñanza y como un militante social argentino que intenta abrevar en las fuentes, que parecen ya disecadas, de los movimientos políticos nacionales”, sostuvo el ex titular de la Biblioteca Nacional.
“La Argentina tiene con qué escapar del cerco geopolítico con la capacidad de lanzar ideas novedosas, las de una nueva articulación social y de un nuevo humanismo crítico”, apuntó
Ambos Fernández deben compartir, postuló, más que el apellido. “Tiene que haber un cuidado extraordinario, donde la política se tiene que convertir en amistad. Si se desencajara esta alianza por algún momento corre peligro la construcción”, sostuvo. Si la Argentina “cae nuevamente en manos del macrismo” se consolidaría lo que afirmó Lula: “¿Qué han hecho del pueblo brasilero? Un pueblo que reparte pizzas a domicilio. Se podría decir lo mismo del pueblo argentino”, sentenció.
“La pérdida de las nociones de trabajo, Nación y pueblo requieren una reconstrucción filosófica y política”, precisó.
González definió el tiempo que atraviesa Latinoamérica como de “intranquilidad y turbación”, algo que para la región “no es desacostumbrado” ya que es un una zona “sentimental, étnica, humana y política que siempre tuvo predicadores de la unidad, pero esta siempre se presentó como una utopía irrealizable”.
“La esperanza de la unidad latinoamericana siempre tropezó con la asincronía, las asimetrías y los procesos políticos de los países”, consignó. Como asincronía, definió los distintos tiempos que se dan en los Estados de la región: “Cuando parecía estar fuerte Brasil, aparece (Jair) Bolsonaro; cuando parecía estar fuerte Bolivia con Evo, surge este golpe. Hay que pensar algo que salga del horizonte de proyectos novedosos y que al mismo tiempo tenga el libro de la historia a la vista”, postuló.
En referencia al estado de movilización social en la región, consideró a las que se están registrando en Chile como una “respuesta demorada a lo que fue amasando el pinochetismo con su hipótesis de una sociedad cristalizada”; a las de Ecuador como un espacio donde se mantiene a la calle como un “forma viva de la política, que se expresa contra un Gobierno que expresa las consignas de la globalización neoliberal” y a las de Bolivia como una respuesta a un “golpe de Estado que no pertenece al rango tradicional” y que presenta un alto contenido de discriminación racial que incluso supera “las líneas de distribución de las competencias étnicas que trazaron los conquistadores”. Estos tuvieron “más contemplaciones, más condescendencia con indígenas y negros, su mano de obra de esclava o servil” que las que se registran hoy por hoy en el Altiplano.
En Bolivia se está dando “el despertar de un sentimiento xenófobo y racista que suele estar en latencia y que ahora aparece embanderado y explicitado”, precisó.
Con referencia a la situación boliviana, consignó que no está claro cómo se resolverá: “La moneda está en el aire”, describió.
En referencia a la represión como respuesta estatal a la movilización popular, señaló: “En la época en que se habla del cuerpo como el lugar de la libertad, también el cuerpo está cada vez más afectado por las formas represivas del Estado”. Por eso, alentó: “Salir a la calle tiene que convertirse en un arte de la política o en una política artística”.
Con respecto a la recuperación del Ministerio de Cultura, reducido a una secretaría por el presidente Mauricio Macri, González postuló que es necesario, pero “a condición de que definamos nuevamente qué es la cultura: no puede haber una política económica que a la vez no sea una política cultural. Ambas cosas tienen que estar entrelazadas”, apuntó.
Horacio González disertó este jueves por la tarde en la Facultad de Trabajo Social en una charla denominada “Desafíos políticos y culturales de la Argentina que viene”, organizada por el proyecto de investigación “Intelectuales y política en la Argentina contemporánea. El ciclo kirchnerista” y la Secretaría Académica de la facultad de la UNER. (APFDigital)
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